Caza de acciones baratas en la bolsa

La crisis nuclear japonesa y los conflictos en Oriente Medio han dejado al descubierto oportunidades que los expertos aconsejan aprovechar

Pocas veces en la historia se han confabulado tantos elementos contra la Bolsa al mismo tiempo: una nube radioactiva en Japón, conflictos políticos en los principales productores de petróleo, una crisis de confianza en Europa que parece irresoluble  y que puede agravarse si el BCE_cumple con su amenaza de subir los tipos...

Algunos de estos factores son mensurables. Pero los efectos de una crisis nuclear son imposibles de calibrar. Por eso, los inversores tuvieron una primera reacción visceral, con fuertes descensos en las Bolsas, lo que dejó al descubierto oportunidades que los inversores no han dejado escapar. Saben que las Bolsas se recuperan rápido de las catástrofes.

El G-7, cómplice

Bien es verdad que, primero, han buscado, o forzado, la complicidad de las autoridades. El vuelo a la calidad desde los activos de riesgo, como la Bolsa, las materias primas y las divisas más arriesgadas, hacia los más conservadores, como la deuda alemana y la americana y, sobre todo hacia el yen, que provocó que el G-7 realizara su primera intervención en el mercado de divisas desde 2000.

Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters, cree que el G-7 ha lanzado un claro mensaje a los especuladores: cuando actúen, deben pensar que se encontrarán con los bancos centrales en contra. José Carlos Díez, de Intermoney, considera que aún hay dudas sobre el éxito de la intervención en el mercado de divisas para reducir la presión alcista del yen, pero ello puede traer algo muy positivo:_que el Banco de Japón siga inyectando liquidez, lo que sería muy positivo tanto para la Bolsa como para las materias primas. La resolución de la ONU que auguraba una inminente intervención militar en Libia provocó que Gadafi anunciara un alto el fuego que fue aprovechado por los cazadores de gangas.

Natalia Aguirre, de Renta 4, observa: «El Nikkei había caído un 20% desde máximos», cuando, según recuerda Juan Laborda, del IEB, el indicador japonés partía de unos niveles muy bajos: cotizaba en los 10.000 puntos frente a los 40.000 de 1989. Y, en Europa, hubo acciones que cayeron con mucha fuerza, como aseguradoras, industriales o «utilities», compañías que pueden ya recoger el peor de los escenarios posibles y en las que ya se podría entrar. Miguel Ángel García, de Banca March, apunta que, ante el cambio del modelo energético que se avecina, petroleras y gasistas y, sobre todo, las de energías renovables, surgen como grandes alternativas a la nuclear. Así como constructoras y acereras. Santiago Pons, asociado de EFPA, aporta claves para atinar en las apuestas: empresas que emiten deuda al tiempo que recompran acciones.

Los analistas de Pioneer se quejan de que, cuando se produce una catástrofe, los inversores raramente explotan las oportunidades que brinda una huida de los activos más arriesgados. Díez opina que es un buen momento para comprar Bolsa, vender deuda pública y, cuando pase la tormenta, aprovechar las oportunidades que haya en deuda  corporativa. Francisco López Ollé, de XTB, también cree que hay oportunidades en materias primas después de las últimas caídas, sobre todo en cobre, zinc, níquel o aluminio. Marián Fernández, de Inversis, sigue recomendado el oro.

En Bolsa española, Jesús de Blas, de Mercagentes, está comprando Ibex en niveles de 10.100 puntos, sobre todo Telefónica, bancos y valores muy castigados, como Inditex, ACS, Iberdrola, IAG, FCC o Tubacex. Eduardo Faus, analista técnico de Renta 4, considera que, en niveles del jueves, ya era interesante volver al Dax alemán, invirtiendo hasta un 40% de la liquidez y esperando a que caiga algo más para invertir el resto. Porque cree posible que el índice alemán baje hasta los 6.400 puntos. El Ibex, hasta los 9.700 o los 9.400. Aguirre afirma: «No sé si el Ibex aguantará los 10.250 puntos o se irá a los 9.700, pero éstos son niveles de compra». Ignacio Cantos, de Atlas Capital, comenta que hace tiempo esperaban una corrección, que por eso tenían coberturas, pero ya se han desecho de ellas.

Según Aguirre, el fondo del mercado es alcista. Crespo coincide. Aunque Marián Fernández cree que seguirá habiendo volatilidad. Para aprovecharla, recomienda los fondos que invierten en ella. Antonio Zamora, del Sabadell, opina que el mercado pondrá pronto en precio la inyección de la reconstrucción en el PIB.

Aunque la reconstrucción también entraña riesgos. Joaquín Casasús, de Abante, afirma: «Lo que más me preocupa de Japón es que su Gobierno cometa un error político: debe realizar un gran esfuerzo presupuestario. La ortodoxia sería un error». Pero Santiago Pons, asociado de EFPA, piensa que con una deuda pública del 200% sobre el PIB el Gobierno ya no tiene mucho margen. Ya ha sufrido varias rebajas de rating. Laborda afirma que existe el riesgo de que Japón venda deuda pública americana dificultando la financiación de EE.UU. Pero esta semana los intereses de la deuda de EE.UU. han caído.

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